ULTIMA EUROPA.
Dicen las sombras que en el antiguo territorio de los reyes, ya no hay guerreros.
Dicen los lobos últimos de Europa, que aún siendo lobos se ocultan de las bestias de los últimos tiempos, porque no es tiempo aún.
Dicen los árboles y los dioses, que ya no hay lugar sagrado donde no los alcance la furia criminal de los tiempos oscuros.
Dicen los vientos y las sombras, que no será necesario escribir sino unas pocas letras, unos breves símbolos para conjurar los fantasmas de los tiempos por venir.
Triste sol de la agonía. Rutas de piedra que recuerdan el paso de los héroes.
Algunos sueñan con el antiguo valor, pero allí donde hubo un día trescientos hoplitas, hoy ninguno se levanta.
Queda solamente el odio mujeril de los cobardes, y el ansia de poder de los mediocres.
Pero es inútil que nos mientan con la histeria de la hipocresía. Nosotros sabemos la verdad.
Dejemos a estos hombres librados a su suerte, a sus compasiones mutuas. Olvidemos sus rostros, sus espíritus perturbados.
Sigamos a los lobos. Al Alfa que es la oscura sombra que nos guía.
Vayamos a las antiguas fraguas, donde se esconden milenios de fuego, bajo cenizas forjadoras de espadas.
Ya no hay trescientos hoplitas para Europa, pero aún así, podemos soñar luz en el fondo de las grietas.
Sigamos las sombras de los dioses. Las largas sombras prolongadas sobre el hielo. Hay una ciudad trasmutando sus cúpulas, más allá de los senderos que se cierran.
Ya no hay reyes ni guerreros. Sin embargo se desplazan a través del continente, los lobos últimos de Europa adormecida, por las nieves silentes de los tiempos finales.
JUAN PABLO VITALI
No hay comentarios:
Publicar un comentario